ROMPIENDO ESQUEMAS

Jesucristo se caracterizó por romper esquemas sociales.  La elite religiosa había establecido un conjunto de parámetros sociales, que Jesús rompió.  Comía con pecadores y bebedores.  Pero en realidad se trataban de judíos que eran cobradores de impuestos, despreciados por la sociedad, por ser aliados de la elites gobernantes para recaudar los impuestos, agregándole una alícuota que representaba su ganancia o usura.

Sin embargo, Jesús les dijo que él había venido para salvar lo que se había perdido.  Cuando le trajeron a una mujer sorprendida en adulterio dijo: "el que esté sin pecado que lance la primera piedra".  El primer pecado que habían cometidos todos esos hombres fue que la ley declaraba que tanto el hombre como la mujer debían ser apedreados ¿Dónde estaba el hombre?  Dios no es partidario de favoritismos o acepción de personas. Lo sorprendente es que la conciencia de los más viejos fue la primera en activarse.  Porque la injusticia social no es justicia.

Jesús le dijo a la mujer: vete y no peques más, desarrollando una cultura de restauración social, y espiritual.

Jesús rompió muchos esquemas sociales, y espirituales.  Jesús dijo que él no había venido a abolir la ley de los judíos, sino a cumplirla, y la cumplió.  A él no le pudieron señalar ningún pecado.  Pero Jesús estableció en el Nuevo Pacto demandas mayores a las de la ley.  La ley juzgaba la conducta, Cristo dijo que seremos juzgados por lo que hacemos, por lo que pensamos y por las intenciones de nuestros corazones.  Definitivamente nos subió el nivel. 

La ley establecía que debía amar a mis hermanos; Jesús sube el nivel y me demanda amar a mis enemigos.  Me pide que no me vengue, sino que deje el juicio a Dios quien pagará con justicia a mi enemigo.  Me manda a no maldecir, sino a bendecir.  A ser un pacificador.  A ser astuto, y puro a la vez en mis intenciones.

La ley Romana estableció que los Romanos podían exigirles a los judíos que podían exigirle llevar sus cargas una milla, pero Jesús le dice: llévenlo dos millas. Este principio me exige que yo debo ser excelente, dar más de lo que se espera de mi, hacerlo con amor y como para el Señor Jesús.  Así indica el Apóstol Pablo.  Es el desarrollo de una cultura de servicio.  "más bienaventurado es dar que recibir" dijo Jesús.  

Por lo tanto, Jesús rompió esquemas sociales y espirituales.  Los religiosos vivían de las apariencias y de las alabanzas de la gente.  Cristo les llamó sepulcros blanqueados, señalando la putrefacción que existía en su interior.  El cristianismo es el único sistema religioso que le permite a la persona, por medio de la presencia del Espíritu Santo en su vida ser transformada, y ver transformada su familia. 

Todo hombre o mujer que viene a Jesús necesita ser liberado espiritualmente, sanado de su quebrantamiento emocional, transformado en sus pensamientos y llevado a hábitos productivos, que le permiten desarrollar una vida que impacte su sociedad, y bendiga a su familia.  La iglesia es la encargada, de ayudar a cada nuevo hermano en Cristo en su proceso.