Iglesia EHC Pueblo de Dios
¿Quiénes somos?
1.-
Nos caracterizamos por ser una iglesia alegre.
Nuestro Dios, es un Dios alegre (Sofonías 3:17). Somos una iglesia que conoce el gozo del
Señor Jesucristo. Somos el Pueblo santo de
Dios; sus hijos, adoptados mediante la sangre y sacrificio de Cristo Jesús con
una herencia como príncipes del Reino de Cristo.
2.-
Somos una iglesia que se sostiene en el poder del Espíritu Santo. Los recursos humanos son guiados para
desarrollar una iglesia sobrenatural en la tierra (nuestro evangelio es
dinamita de Dios para salvación y transformación a todo aquel que decide
creer). Somos una iglesia que enfrenta el poder sobrenatural maligno y lo vence
mediante el poder de la fe, la sangre de Cristo, la oración, las
manifestaciones de los dones del Espíritu Santo y la formación de un carácter
imitador de Cristo.
3.-
Nos concentramos en trasladar a las criaturas de Dios del mundo dominado por
Satanás al Reino de Cristo. Estamos
construyendo un ejército de soldados al servicio exclusivo de Cristo. Somos embajadores de Cristo y nuestra
ciudadanía no es terrenal, sino celestial.
Pertenecemos a la Nueva Jerusalén que Dios hará descender del Cielo
cuando Cristo regrese en gloria a esta tierra.
Pertenecemos al reino que traerá Jesucristo cuando vuelva por segunda
vez. Por lo tanto, nos comportamos como
extranjeros de este mundo y su sistema financiero no nos afecta, porque somos
influidos por el Reino de Dios y nuestra provisión sobrenatural proviene de su
mano. Porque solo Dios nos ha dado la
sabiduría e inteligencia espiritual para hacer la riqueza. No vivimos conforme a las costumbres y
prácticas de este mundo, sino del Reino de Cristo.
4.-
Nos inspira los valores del Reino de Cristo.
Somos personas que promovemos y manifestamos el amor a Dios, al prójimo,
la paz, el perdón, el valor de la vida y el respeto a la propiedad del
otro. Mostramos generosidad, compartiendo
voluntariamente de lo nuestro con el necesitado. Rechazamos toda imposición a ser generoso por
decreto, preferimos promover el cambio que se produce desde un corazón
arrepentido, y no desde la violencia.
5.-
Cristo nos guía a ser seres de reconciliación, de acuerdos voluntarios, de
perdón, de reedificación de las familias bajo la soberanía de Cristo. En este mundo no aceptamos la guerra como
parte de la estrategia presente de Cristo, sino la paz.
6.-
Como ciudadanos del Reino de Cristo, nuestra sujeción a las autoridades humanas
se limitan y llegan hasta el punto donde cualquier orden, decreto, mandato de
autoridad alguna, discrepe de la Biblia. Como por ejemplo, cuando en el Imperio
Egipcio les ordenaron a las parteras hebreas matar a los primogénitos que
nacieran en su pueblo, ellas
desobedecieron esa orden porque el temor a Dios es más importante que la
obediencia a las autoridades que nos merecen respeto y honra. Esto significa que un miembro de nuestra
iglesia si tiene que escoger, elegirá a Cristo aun cuando esté en riesgo su
libertad y vida.
7.-
Jesucristo es lo máximo de nuestras vidas y transitamos en este mundo para
bendecir a las personas, no para destruirlas. Creemos que el amor de Cristo
puede sanar los corazones y restituir relaciones personales, familiares,
maritales y comunitarias. La mayor
bendición que podemos darle a una persona es conducir su vida a la entrega a
Cristo como salvador y Señor de su vida.
El resto es importante, pero sin esto, todo lo demás es vacío y sin
sentido.
8.-
Estamos radicalmente comprometidos con Cristo y no con ningún partido político. Obedecemos a la voluntad de Dios expresada en
la Biblia.
9.-
Somos una iglesia familiar donde las familias y las personas solitarias pueden
fusionarse como la familia de Dios. Como
familia de Dios velamos por el bienestar de los unos y de los otros. Nos ayudamos los unos a los otros y
construimos juntos la prosperidad de todos.
10.-
Creemos que Dios bendice nuestra obediencia y sí quiere prosperarnos. Creemos en la prosperidad integral: del espíritu
(liberación), del alma (reconstrucción del pensamiento, aumento de la
creatividad e imaginación, sanidad del alma, un corazón sin amargura, libre de
culpas y rencores, con una voluntad empoderada para lograr su destino
profético), física (calidad de vida). Estamos convencidos que esta prosperidad
que Dios nos otorga a los miembros de la iglesia es para bendecir y alcanzar a
otros para Cristo. Aunque somos
prósperos, sabemos vivir con austeridad, sin vanidades de este mundo. Nuestra vida es más valiosa que nuestras
posesiones, nuestro cuerpo vale más que nuestros vestidos, y nuestra vida vale
mucho más, qué comemos.
11.-
Estamos convencidos que Dios nos ha mandado a dar nuestros diezmos, ofrendas y
primicias para que sean administrados por la iglesia, para que se autosostenga
sin depender de gobierno humano alguno y para expandir el evangelio de
Jesucristo para todos. Inclusive en los
lugares más distantes donde ni conocen al “Jesucristo Histórico”. Por lo tanto, utilizamos nuestra prosperidad
para construir el Reino de Cristo. Los
bienes de este mundo son utilizados para disfrutarlos, no para aferrarnos a
ellos. Ellos no brindan ninguna
seguridad ni presente ni futura. Nuestra
seguridad está en Cristo. Nosotros
estamos esculpidos en las manos de Dios Padre (Isaias 49:15-16), quien nunca se
olvida de nosotros, somos importantes para él, es nuestro padre amoroso y bueno.
Nos da todo lo que necesitamos, y aún más allá de lo que pedimos.
1 Comentarios
Me agrada quienes somos
ResponderBorrarGracias por leer mi artículo. ¿Cuál es tu pregunta?