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MEJORES PROMESAS

(basado en Hebreos cap 6 al 10).

Dios había profetizado que su Hijo sería Sumo Sacerdote, según el orden de Melquisedec. Cristo es rey de justicia y es rey de paz. Melquisedec (rey de Justicia), era el rey de Salen, que significa rey de paz. Este rey salió al encuentro con Abram y lo bendijo; y Abram (padre exaltado) lo honró dándole el diezmo de todo (Gen. 14:20). Porque el mayor bendice al menor, y el menor, honra al superior a él.


Deuteronomio 16:16 dice: nadie se presentará ante el Señor con las manos vacías. ¿Alguna vez meditaste en la profundidad de este mandato de Dios? ¿Asiste tu a las reuniones de adoración con las manos vacías? ¿O haces como dice el apóstol Pablo?: cada uno de como propuso en su corazón, conforme haya sido prosperado, el que siembra generosamente, generosamente cosechara.
Es Dios quien le dice a su Pueblo: “Traed íntegro el diezmo para los fondos del templo, y así habrá alimento en mi casa. Probadme en esto —dice el Señor Todopoderoso—, y ved si no abro las compuertas del cielo y derramo sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.” (BAD). Los diezmos, son presentados al Señor en el altar. Ellos, habían sido asignados, según el Pacto, a los Hijos de Leví (Núm_18:24). Sin embargo, el autor de Hebreos dice que Leví le dio los diezmos a Cristo, porque Leví estaba en los lomos de Abraham (Padre de Multitudes), cuando este entregó los diezmos a Melquisedec. “… los que reciben el diezmo —pagaron un diezmo…” (Heb 7:9; NTV). Hay toda una argumentación que sustenta que los diezmos fueron transferidos de la familia de Arón, a Cristo. Un paso del Primer Pacto al Nuevo Pacto. 

La costumbre de dar el diezmo, es anterior a la promulgación de la Ley. En la ley Dios desarrolla toda una serie de actos de adoración por medio de dar los diezmos. En el capítulo 8, versículo 2 nos dice que es “el verdadero lugar de adoración es el construido por el Señor y no por manos humanas.” Los diezmos y las ofrendas son un verdadero y genuino instrumento de adoración a Dios. Dios espera que lo hagamos con un corazón puro, sincero, agradecido, por haber sido bendecido por el Señor. Los hijos de Dios reconocemos al Dios Todopoderoso, que nos ha bendecido; nos ha abierto las ventanas de los cielos para bendecirnos.

Pablo, el apóstol, se une a la afirmación de Malaquías, al decir: “Pues es Dios quien provee la semilla al agricultor y luego el pan para comer. De la misma manera, él proveerá y aumentará los recursos de ustedes y luego producirá una gran cosecha de generosidad* en ustedes.” (2Co 9:10; NTV). Necesitamos reconoces que las bendiciones materiales provienen de nuestro Padre celestial. Cuando hacemos las cosas con integridad, sin el espíritu de Ananías (apariencia de Generosidad), Dios nos prosperará. Y lo hace para que manifestemos generosidad con quien padece necesidad. La Biblia dice: cada uno dé como propuso en su corazón, cada uno dé como haya sido prosperado. El que siembra escasamente, escasamente segará. El que siembra generosamente, generosamente segará (Ley de la siembra y de la cosecha).

El tema es que Cristo, es superior a Levi y a Arón, porque el Segundo honró al primero, al darle los Diezmos. Ahora bien, el sacerdocio levítico pertenecía el primer pacto; el sacerdote, según el orden de Arón. El sacerdocio del orden de Melquisedec pertenece al segundo pacto o llamado Nuevo Pacto o renovación del Primer Pacto. Dios, había prometido a través de Jeremías, profeta de Dios, y a través del profeta Ezequiel: he aquí yo haré un nuevo pacto con la casa de Israel donde pondré mis leyes en su corazón y en su mente. Promete que él traería la presencia del Espíritu Santo a nosotros. Por ello el autor de la carta a los Hebreos sostiene que tenemos un mejor pacto tenemos mejores y grandiosas promesas que hemos recibido todos nosotros.

El salmo 110 versículo 4, dice: “El SEÑOR ha hecho un juramento y no romperá su promesa: «Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec». El autor de la carta a los Hebreos afirma que Dios mediante juramento estableció la promesa de este Nuevo Pacto y Sacerdocio según el orden de Melquisedec”. No está inventando; él está trayendo una revelación, una profecía dada a través de ese salmo y Dios como no tenía alguien superior por quién jurar, juró por sí mismo para garantizar el cumplimiento de esa promesa; porque él no miente.

Melquisedec, al bendecir a Abram, le dio pan y vino, que representan el cuerpo y la sangre de Cristo en la celebración de la Pascua. Cristo compartió excepcionalmente y especialmente el pan y al compartirlo declaró “este es mi cuerpo”, qué es entregado para ser molido por sus pecados (siguiendo lo profetizado en Isaías 53). El llevó nuestros dolores y nuestras enfermedades. el desató la acción sobrenatural y profética de la sanidad divina sobre la Iglesia. Cristo sobre nuestros cuerpos.  Por lo tanto, podemos orar y esperar una mejor vida, una mejor calidad de vida para los hijos de Dios. No te resignes, no te conformes a lo que el diablo ha dicho; ¡tú, sí puedes ser sanado bajo la misericordia y Poder del Espíritu Santo.

El segundo aspecto, el vino representa el derramamiento de la preciosa sangre de Jesús, como cordero de Dios; como víctima que fue ofrecido y que era perfecto. Dios lo demandaba para cargar sobre él, El pecado de todos nosotros (un acto de cumplimiento de la justicia o cumplimiento sustituto de la pena).  El justo murió por los injustos.

Por medio de la acción del derramamiento de su sangre en la cruz del calvario, Cristo, quien no cometió pecado, y juzgo todas las cosas correctamente conforme a la palabra de Dios, es el rey de justicia que no cometió pecados. El rey de justicia nos ha redimido de nuestros pecados y nos ha llevado a tener la relación correcta con el Padre y nos liberó de la esclavitud a Satanás.  Nos liberó del "padre de mentira"; del opresor, qué vino a robar, a matar, y destruir. Pero Cristo, vino a darnos justicia, paz y vida eterna con él; y a ser coherederos con él de todas las promesas. Y nos ha prometido que reinaremos con él, y que viviremos en paz en Cielos Nuevos y Tierra Nueva, (La Nueva Jerusalén).

Jesús cumplió con el precepto de el salmo 85:10: Justicia, Paz, Amor y Lealtad. La justicia precede a la paz. Hay sistemas políticos que dicen que debe hacerse la guerra, para traer la paz ; mentiras del diablo. Jesús dijo: "... Los que usan la espada morirán." Mat. 26:52;NTV).  La otra mentira: la búsqueda de la paz, sin establecer la Justicia. Sin hacer lo correcto y justo; lo que representa el cumplimiento de la ley.  Esto es inadecuado, ambas deben besarse, juntarse. Porque la Justicia establece el restablecimiento del orden correcto, la relación correcta, la satisfacción de la pena. Los otros dos aspectos, son el amor y la lealtad. El que ama es leal. Cristo satisfizo esos cuatro aspectos justicia paz amor (fidelidad al pacto) y lealtad. Cristo satisfizo las demandas de castigo y siendo inocente puedo sustituirnos a nosotros en la descarga de la ira de Dios sobre él.

Por ello, ahora nosotros somos libres de la ira de Dios.  "Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo," (1Ts. 5:9; RV60).  La cual representa que podemos estar confiados, y que podemos entrar confiadamente a la presencia del Padre. Tenemos libre acceso para orar, libre acceso para entrar a los cielos mismo. Libre acceso al tercer cielo. Es por ello que Efesios 1.3, dice que estamos sentados con Cristo en lugares celestiales. Porque nuestro espíritu pertenece a Dios; nuestro espíritu está conectado con el Hijo de Dios. Estamos conectado con lo celestial.  Pertenecemos al Reino del Hijo de Dios, no al de la tierra.  "Jesús contestó: —Mi reino no es un reino terrenal. Si lo fuera, mis seguidores lucharían para impedir que yo sea entregado a los líderes judíos. Pero mi reino no es de este mundo." (Jua 18:36; NTV).

Dios nos sentó en esos lugares celestiales, porque le pertenecemos a Cristo (Efesios 3.10).  Tenemos una identidad, por ello podemos orar poderosamente en contra de los que gobiernan los aires en el segundo cielo. Es decir, podemos hacer Guerra espiritual contra el mundo diabólico e infernal.  Podemos deshacer las obras de las tinieblas, porque Cristo (como ya vimos en la primera parte del Estudio), él se hizo carne y sangre como uno de sus hermanos para liberarnos. Es decir, uno del pueblo de Israel como la humanidad; y él procedió a través de su muerte a arrebatarla a Satanás, quién tenía el imperio de la muerte y el temor a la muerte, lo destronó. Porque primero viene el temor y después viene la ejecución.

Por eso entonces Cristo es nuestro Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec porque es un príncipe de justicia y es un Príncipe de paz que no se le conoce padre ni madre ni genealogía aunque en la carne Cristo vino de la descendencia del rey David como muy bien dice Romanos capítulo 1, que era descendiente del trono.  Él fue concebido por el Espíritu Santo sobrenaturalmente cuando vino sobre María e hizo sombra y ella concibió del Espíritu Santo como dicen los evangelios y ella quedó embarazada.

Jesús afirmó que el primer pacto funcionó hasta Juan El Bautista. Este, quien fue hijo de el sacerdote Zacarías, desarrollo él ministerio final sacerdotal levitivo. Jesús establece claramente que el primer pacto fue hasta él. Lucas 16:16, no señala que hasta Juan El Bautista fueron la ley y los profetas; estableciendo un claro límite del Primer Pacto. Pero el fracaso se debió a la naturaleza de pecado nuestra, que nos llevaba a seguir los deseos, y a la esclavitud del príncipe de la potestad del aire. Quien operaba en nosotros. (Efesios 2: 1-3).

Más cuando vino Cristo, se anuncia el Evangelio del Reino de Dios, y hay una lucha para entrar en el reino y sólo lo obtienen los que lo arrebatan. Entonces, aunque el Nuevo Pacto es por Gracia, es por fe, requiere una acción de parte de quienes quieren ingresar a él.  Ésta, es una acción de fe; una acción de obediencia.  Y aunque es una acción de conquista, no es un premio porque no hay justo ni uno, no hay mérito para recibir el premio (Efe. 2:9).

A partir de Cristo, como Sumo Sacerdote de un Nuevo Pacto, según el orden de Melquisedec, se estableció mejores promesas.  Las cuáles, en el primer pacto, había que hacer las cosas bien en todo para obtener la salvación. En el segundo pacto, se hace por medio de una fe activa donde se obedece a Dios y se recibe gratuitamente el perdón de los pecados, a través de la sangre de Cristo. Y Cristo nos liberó, nos resucitó. Esto es Gracia, dice el apóstol Pablo, que estando muertos en delitos y pecados nos dio vida juntamente con él (Efesios 2:5).

Vemos que en el Nuevo Pacto, Cristo como Sumo Sacerdote, es el que recibe la honra de los diezmos como rey de justicia y rey de paz pues muy bien Jesús estableció a los fariseos una enseñanza que es para la iglesia.  ellos (La fariseos y los saduceos) diezmaban la menta el eneldo y el comino; pero habían descuidado la justicia, la misericordia y el amor.  El Señor Jesús establece y dice: es bueno hacer esto sin dejar de hacer aquello (Mateo 23:23). Con ello podemos afirmar que Jesús mantiene el principio de los diezmos para el Segundo Pacto. le remitimos a nuestro taller de Finanzas del Cielo.

Al haber un cambio en el sacerdocio, hay un cambio en la ley; es por ello, que en otra parte, se habla que es necesario la muerte del testador para que se establezca el fundamento y la activación del testamento (Heb. 9:16-17). Cristo murió y ahora resucitó para ser El heredero de este segundo pacto. El padre lo honro mandándole, como dice el capítulo uno de la carta en estudio:   lo sentó a su derecha. Esto quiere decir, “lugar de honor”, lugar de privilegio, el mismo nivel del Padre. El apóstol Pablo dice que el Padre sujeto todas las cosas al hijo hasta que ponga a todos sus enemigos debajo de sus pies (1 Co. 15: 25-27). Es decir, hay un trabajo que Cristo está haciendo por eso en la evangelio de Juan Jesucristo dijo mi padre trabaja y yo trabajo.  Cristo está trabajando construyendo un reino un reino, en el cual él va a gobernar; todas las naciones, con vara de hierro.  Y todos los que se le han opuesto recibirán la ira de Dios (Juan 5:17).

Ahora este nuevo sacerdocio, en esta nueva ley, tiene mejores y grandiosas promesas.  Y también tiene una mejor esperanza (Heb. 7:19).  El sacerdocio de Cristo es para siempre (Heb. 7:21), mientras que el levitico no; era terrenal.  Ambos son humanos.  Fue necesario que Cristo se hiciera humano, uno como sus hermanos para liberarlos.  Los animales no se igualaban a las personas, sólo  eran una representaban de lo que vendría.  Porque su sacerdocio es imperecedero. Los sacerdotes de Leví morían, mientras que Cristo vive para siempre. Es un Sumo Sacerdote superior, santo, irreprochable, puro, apartado de los pecados, y exaltado sobre los cielos (Heb. 7.26).

Jesús sirve en el Lugar Santísimo, en los cielos, dónde está el verdadero lugar de adoración, no hecho por manos humanas, sino que fue hecho por Dios mismo. (Heb. 8:2). Él nos mostró el camino; Cristo nos ha abierto la puerta para que podamos entrar confiadamente al Lugar Santísimo, a los cielos mismo. Por medio del sacrificio que Él presentó hemos sido perfeccionados, santificados; hemos entrado en una relación correcta y liberados de la esclavitud del pecado que demandaba la justicia de Dios.  Para que los llamados, reciban la herencia eterna prometida.  Ahora Cristo, que ha muerto, nos liberaró de los pecados cometidos bajo el primer pacto (Heb. 9:15). Un pacto, según Dios debe ser ratificado con sangre. El Primer Pacto fue confirmado con la sangre de los machos cabrios; más el Nuevo Pacto, el de Cristo como Sumo Sacerdote del orden de Melquisedec, fue confirmó con su propia sangre; ofreciéndose como el sacrificio por los pecados, una sola vez y para siempre.  Para quitar el pecado de muchos y regresar y aparecerse por segunda vez para salvar a los que esperamos su regreso (Heb. 9:28), es decir, que aún en esta carta, la segunda venida de Cristo es sumamente importante. Para ser partícipe de esta bendición yo debo esperar a Cristo.

La ley de Moisés era sombra, era una representación de los celestial. Todo en el primer pacto fue hecho conforme al modelo celestial. Bien dice el autor: “haz todo conforme al modelo que se te ha presentado hoy día”. La iglesia no está viviendo en un rito, está viviendo en la gloria celestial. La iglesia debe activar poderosamente la oración.  

Porque somos dueños de un recurso celestial que no tenían los participantes del Primer Pacto.  Porque en el Primer Pacto Dios pasaba por alto los pecados. Pero no los borraba, sólo los ignoraba. En el Nuevo Pacto, Cristo mediante su sangre quito la conciencia de pecado y de culpa; en los que hemos de heredar con él, quita lo primero, para establecer lo segundo y mejor. 

Entonces, hay una continuidad en la relación con Israel y hay mejores y maravillosas promesas en el segundo pacto que en el primero.    El segundo así como tiene mayores promesas tiene mayores demanda.  "¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron," (Heb. 2:3;RV60). o en otro lugar dijo:  sí observa las demandas de Jesús son superiores al primer pacto el primer pacto establecía una justicia ojo por ojo diente por diente sin discriminación sin preferencias ni acepción de personas.  Jesús nos manda a ir una milla extra, no obligatoria, a dejar que nuestro Padre pague a nuestros enemigos.  Se nos llama a amar a nuestros enemigos. 

Cristo al hacer la voluntad del Padre satisfizo la justicia de Dios quito el primer pacto y lo sustituyó con el segundo (Heb. 10:9), porque con un solo sacrificio ha hecho perfectos para siempre a los que están santificados (Heb. 10:14). La Biblia nos habla de que hemos sido hechos perfectos en Cristo Jesús. Cristo satisfizo las demandas de Dios, Cristo nos santifico; ¿qué quiere decir esto? Que no tenemos que agregar ninguna acción para ser salvo y no tenemos que agregar para ser santos entonces ¿qué tenemos que hacer? Perseverar hasta la muerte con ´fe en sus promesas, en su Palabra. Por ello, la carta nos habla de no deslizarnos, de no abandonar, de no retroceder, de no considerar inmunda la sangre de Cristo, de no despreciar el sacrificio de Cristo. Para el autor de la carta, no se trata de una acción única y después puedes volver atrás y no pasa nada. No, el autor de Hebreos, afirma, aún nos alerta, sobre los peligros de retroceder porque para recibir lo prometido hay que permanecer firmes hasta el final. Esto coincidiría con la Profecía de Revelaciones, y la visión teológica de Pedro sobre la salvación como algo que recibiremos “Por la fe que tienen, Dios los protege con su poder hasta que reciban esta salvación, la cual está lista para ser revelada en el día final, a fin de que todos la vean. (1Pe 1:5;NTV).
 
Otra de las mejores promesas, es que tenemos plena entrada Libertad para entrar al lugar santísimo esto es como si tuviéramos el derecho y el acceso al rey poderoso muy poderoso y si tú no oras no estás haciendo uso de este privilegio otorgado por el Padre para que puedas interceder guiado por el Espíritu Santo en la presencia misma del Padre. Dado que tenemos esa promesa, él nos manda a acercarnos a Dios con corazón sincero. Dios aborrece la hipocresía; no podemos venir a él pretendiendo ser algo que no somos. Bien dice el capítulo 4, que nada está oculto en su presencia, que su palabra hace que sean discernido nuestros pensamientos y las intenciones de nuestro corazón (Heb. 4:12-13).

Entonces, tengamos plena seguridad que nos da la fe, pues la fe es la certeza de lo que espera, la convicción de lo que recibirán, lo que aún no se te ha dado. Caminas como que si ya eres dueño de eso, como que si ya lo tienes. Interiormente, debemos purificarnos de una conciencia culpable, necesitamos disponer nuestra vida para alejarnos de nuestros antiguos pecados, y manera de vivir. Cristo nos ha purificado y espera que nos acerquemos confiadamente mediante la oración.

Se nos advierte a que no nos dejemos de congregarnos, que nos animemos unos a otros; más, cuando veamos la venida del Señor se acerca. Cuanto más ahora que vemos muy cerca el establecimiento mundial de un solo gobierno, una sola economía, una sola fe y religión, la cual va a ser establecida y gobernada finalmente como ha sido profetizado por el anticristo, bestia, hombre de iniquidad, el cual a la mitad de su gobierno provocará la abominación desoladora que hablo Daniel.

El autor de Hebreos nos advierte que si pecamos voluntariamente, otra versión dice “obstinadamente”, otra dice: “deliberadamente”, otra dice: “intencionalmente”, “después de conocer la verdad”. Es decir, son hijos de Dios, son cristianos, son creyentes. Si algo debe despertarte a ti es que para el autor de Hebreos un verdadero hijo puede retroceder y caer, puede apartarse de la verdad, puede volver atrás y puede pecar deliberadamente y él dice entonces no nos queda otro sacrificio que quite nuestros pecados. En (Heb. 10: 26), la palabra de Dios dice: no te sirve volver al sistema judío de salvación, a través de los sacrificios de machos cabrios. No te sirve volver a los sacrificios de los dioses, qué significaba participar voluntariamente en los ritos donde se adora a Satanás, porque todo el que sacrifica a los ídolos. (1Corintios 10. 20), lo sacrifica a los demonios. Entonces, no es poca cosa que tú abandones a Jesús para ir a presentar sacrificios de animales. Si tú decides seguir pecando, lo que te espere es un juicio, un fuego ardiente que destruirá a los enemigos de Dios (Heb. 10: 27) y añade es seguro que recibiremos mayor castigo por considerar una porquería esa sangre que estableció el nuevo pacto, que lo había purificado de sus pecados. Por eso recibirá un castigo por insultar al Espíritu que nos muestra el generoso amor de Dios (Heb. 10: 29 PDT). la palabra lo confirma dice el autor “los castigaré”. Esto es el pecado de muerte que habla el escritor de 1 Juan 5:16-17.

Por lo tanto, hemos abusado de la gracia afirmando que no importa que pequemos. Dicen: “estamos seguros que ya Cristo pagó por nuestros pecados”. Es horrible pensar que por darle lugar en nuestras vidas al pecado y Libertad al pecado, retrocedamos a una situación peor que la anterior a estar sin Cristo. Porque ahora conocemos la verdad. El autor le recuerda a estos creyentes su sufrimiento por Cristo, insultos, persecución, les habían expropiado sus bienes, sus propiedades. Se nos manda tener paciencia para hacer la voluntad de Dios: Para que recibamos lo prometido y finalmente en esta segunda parte terminó con Hebreos 10: 38,39: (Biblia textual), que dice: "pero mi justo vivirá por fe y si retrocede mi alma no se agradará en él. pero nosotros no somos de los que retroceden para destrucción, sino de los que tenemos fe para preservación del alma." Cómo puedes apreciar para el autor es imprescindible mantener tu fe en Cristo, mantenerte firme independientemente de tus circunstancias, de tus adversidades de tus luchas; por qué tienes mayores y mejores promesas y una esperanza firme.  Todo ha sido dicho por Dios. ha sido prometido por quien no miente, por quien cumple sus promesas, ¿qué

debes hacer? ¡levantarte! ¡afirmarte! ¡fortalecerse en el señor!


Rvdo Pablo Ortega.

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