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MANTÉN LA ESPERANZA Y LA FE



POR QUÉ MANTENER LA FE Y LA ESPERANZA

Basada en la Carta a los Hebreos
Parte I (Cap. 1 al 6).
Lic. Pablo Ortega, ministro ordenado por los Hermanos en Cristo (Rvdo.), Licenciado en Educación (U.C.V.) y en Teología (Seminario Evangélico de Caracas). Pastor de la Iglesia Pueblo de Dios.

1.- Presten atención al mensaje. ¿Cuál mensaje? El mensaje dado directamente por Cristo Jesús, el Hijo de Dios (1:2).  El cual es superior a los ángeles, ellos lo adoran (1:6).  Jesús llamado el Hijo, creó el universo, todas las cosas (1:2), y está sentado a la derecha del Padre Reinando (1:8,13).

2.- El Mensaje que se le Presentó a Israel por medio de los Ángeles, recibió retribución y castigo a los que oyeron y desobedecieron.

3.- Advertencia ¿Cómo escaparemos del castigo, si despreciamos ahora la gran salvación que hemos recibido?  Es el Señor Jesús quien la anunció, y los apóstoles (los que le oyeron) confirmaron que era verdad. También fue confirmada por el Espíritu Santo a través de las señales, las maravillas, los milagros y la distribución de dones según su voluntad (2:4)

4.- No es a los ángeles, sino a nosotros los creyentes que se nos ha prometido someter el mundo venidero (2:5).  Los ángeles son espíritus al servicio de Dios y son enviados para ayudar a los que recibimos la salvación (1:14).

5.- Cristo era superior a los ángeles, sin embargo, por un corto tiempo fue hecho inferior a ellos. El Padre coronó al Hijo de Gloria, honra y todo puso debajo de su poder (1:7).  No hay nada que él no gobierne.  Cristo fue puesto un breve tiempo inferior a los ángeles para sufrir y morir, debido al “generoso amor de Dios” hacia nosotros.  Y por ello Jesús tuvo que sufrir la muerte por todos (2:9).  Este amor generoso de Dios se muestra al él querer compartir la grandeza con muchos hijos; por lo cual, era conveniente perfeccionar a Jesús quien nos lleva a la salvación (2:9). Es por medio de Jesús que somos purificados y adoptados para tener el mismo Padre (2:11).  Por ello es que nos llama sus hermanos.  Jesús tuvo que participar de carne y sangre, es decir, convertirse en un ser humano, para morir por sus hermanos, y derrotar al diablo quien tenía el imperio de la muerte y del terror, y así liberarnos de la esclavitud.  Era necesario que Jesús se convirtiera en un ser humano para poder convertirse en nuestro Sumo Sacerdote, ser tentado en todo para poder ayudarnos (2:17,18).

6.- Hemos sido participantes de una invitación celestial de los cielos, en la cual Dios envió a Jesús para que fuera el Sumo Sacerdote y apóstol (enviado, mensajero, comisionado de autoridad) para esa Misión.  Moisés fue un siervo de la casa, Jesús es el dueño de la casa, el constructor de la casa, quien gobierna la casa.  Y Jesús es el Hijo que dirige la casa, y nosotros somos “familia de Dios”.  Por lo tanto, debemos mantenernos seguros y confiados de hablar abiertamente de la esperanza que tenemos (3.1-6).

7.- Advertencia a no esconderse tras la maldad ni la falta de fe.  “Tengan cuidado, hermanos, de que en ninguno de ustedes se esconda maldad ni la falta de fe como para darle la espalda al Dios viviente” (3:12).  “… Ayúdense para evitar que el pecado engañe a alguno de ustedes y lo vuelva terco que le impida cambiar” (3:13).

8.- El autor es de la Tesis que recibiremos lo prometido si nos mantenemos firmes hasta el final.  “Tenemos el privilegio de compartir todo lo que Cristo tiene, pero si es que seguimos hasta el final con la fe tan firme como la teníamos al principio (3:14).

9.- Se nos advierte que el Pueblo de Dios que fue sacado de Egipto no entró en el reposo de Dios debido a su falta de fe (3:19).

10- Por lo tanto, nosotros al igual que ellos hemos recibido la promesa de Dios para entrar, “disfrutar” a su “reposo”, debemos creer y tener fe.  “Todavía falta que algunos entren al reposo (4:6).  “… El que desobedezca a Dios como lo hizo el Pueblo de Israel, no entrará” (4:11).  Dios discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.  Su Palabra penetra hasta el alma y el espíritu. No hay nada creado en el mundo que pueda esconderse de Dios.  Todo está desnudo y expuesto a su vista.

11.- Jesús es nuestro Sumo Sacerdote elegido entre los hombres y llamado por Dios.  Porque los hombres no son los que nos eligen para el ministerio sino Dios, quien nos escoge, nos llama y nos designa para ejercer un ministerio.  Así Jesús fue escogido por Dios, “tú eres mi hijo amado”, Dios como Abraham entrego lo más amado por nosotros.  A Abraham lo probaron a ver si era capaz de obedecer a Dios por encima de sus sentimientos y afectos.  “en quien tengo complacencia”, Jesús fue llamado por el Padre y voluntariamente se hizo un ser humano para ser el Sumo Sacerdote, que intercede continuamente ante el Padre ahora.  Jesús dijo. “No se haga mi voluntad, sino la tuya”.  Así nosotros debemos ser obedientes hasta la muerte.  Jesús fue designado para ayudar al Pueblo de Dios, para ofrecer ofrenda y ruego por nosotros y lo hizo, ofreció ofrenda por nuestros pecados. Ninguno puede tener el honor de ejercer un ministerio, sino el que es llamado por Dios.  Dios dio el honor a Cristo de ser llamado y designado como Sumo Sacerdote.  Y él intercedió y oro por nosotros y aprendió la obediencia a través del sufrimiento.  Por ello todos los que obedecen a Jesús pueden tener salvación eterna y Jesús es Sacerdote según el orden de Melquisedec.

12.- El autor exhorta a los creyentes que debemos ser personas ejercitadas en el discernimiento del bien y del mal, pero en realidad eran niños que comen leche en lugar de estar comiendo carne sólida, que es para los entendidos espirituales, para los que han crecido espiritualmente.  Los rudimentos son el arrepentimiento de obras muertas, la confesión de nuestros pecados a Dios, el reconocimiento y apartarnos del mal. La fe en Cristo Jesús, las doctrinas de bautismos (agua y en el Espíritu), la imposición de manos (poder sanador del Espíritu Santo, la impartición de los dones, experimentar el poder del Espíritu), la resurrección de los muertos y el juicio eterno.

13.- Claramente este autor acepta que un creyente puede abandonar el camino de la verdad.  Hace una advertencia que la tierra que ha sido tratada, regada, pero no da frutos, está próxima a ser echada en el fuego, indicando claramente el juicio de un creyente que apostata de su fe.  El describe a estos creyentes como personas: a) Conocieron la verdad. b) recibieron el don del Espíritu Santo y fueron hechos participes del Espíritu Santo. c) Participaron de los grandes poderes del mundo que está por venir; Pero decidieron “separarse del camino de Dios”.  Esto eran personas que volvieron a los ídolos, al judaísmo.  Esto fueron genuinos creyentes que ante las pruebas decidieron abandonar a Cristo.

14.- Los creyentes son exhortados a que sigan esforzándose toda la vida hasta que vean completamente realizado su esperanza.  Porque nuestra esperanza está basada en las promesas de Dios.  Y Dios tiene dos atributos: a) No es hombre para mentir, siempre dice la verdad b) El siempre cumple lo que promete. Para Dios sólo existe si o no, pero no la indecisión, ni el cambio de opinión improvisada. Nuestra esperanza es pues segura y firme como un ancla. Porque tenemos a Jesús que es nuestro Sumo Sacerdote que es de la misma clase de Melquisedec y no del sacerdocio del siervo, de Moisés, Arón la familia de Leví.  Porque Cristo vino como estaba profetizado de la familia de David, del rey.  Pero Cristo también es nuestro Sumo Sacerdote que sigue intercediendo por nosotros ante el Padre, conoce muy bien lo que es ser tentado en todo, pero el venció y quiere socorrernos a los hijos de Dios para que podamos vencer toda tentación y podamos seguir adelante ante tales promesas es imposible volver atrás.  Al contrario, hay que reafirmar nuestra fe en Cristo y nuestra esperanza, porque está basada en las promesas de Dios y los regalos que el Padre y amor que nos ha otorgado.  Sólo que, para participar de ellas, debo permanecer firme en la fe, sin volver atrás, o apartarme del camino de la verdad.

Hasta aquí hemos llegado con la primera parte, del descubrimiento del pensamiento Bíblico teológico del autor de Hebreos.  En la segunda parte corresponde hablar más profundamente del sacerdocio de Melquisedec, Jesús como la ofrenda o el cordero de Dios, la exhortación a ser imitadores de la fe de otros creyentes y a despojarnos de todo peso de pecado y seguir puesto los ojos en Jesús.  Hasta la próxima vez cuando desarrollaremos los capítulos 7 al 13 de carta a los Hebreos.

Dios les bendiga.
Rvdo. Pablo Eliseo Ortega.

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