¿Tienes una montaña frente a ti? : Ante la adversidad, la enfermedad, los
problemas puedes tomar la actitud fatalista: ¡Todo está perdido! O puedes tomar la actitud de un vencedor: ¡Si es
posible mover la montaña!
Jesús nos presenta la montaña como el reto,
lo que debo superar. Y ante ello se requiere una persona que crea en las
oportunidades y concentra la mente y el corazón en: ¿Qué debo hacer? ¿Qué
quiere o me mandó hacer mi Dios? Es poderoso poder decir: Los Planes que Dios puso en mi corazón.
Entonces lo primero es saber qué quiere
Dios que haga y en segundo lugar pensar en posibilidades y no en
imposibilidades. La mente crea cuando se concentra en las posibilidades en
medio de las dificultades, en la adversidad.
Tercero: comienza a decretar, proclamar lo
que Dios quiere hacer y lograr por medio de ti. Cuando te conectas con su
perfecta voluntad, activas su autoridad en ti para hacer lo que nunca podrías
lograr por tu esfuerzo personal. Así activas todos los recursos celestiales a
tu favor.
Cuarto: cree de todo corazón. Cree que lo que
dices sucederá sin dudar en tu corazón. Nada de lo que dices sucederá, si lo
proclamas o dices dudando en tu corazón. Para ello requieres mirar y poner tu
fe en Jesús y lo que puedes lograr en él. Porque él si tiene todos los recursos
a tu disposición. Tienes que recordar que estás sentado con Cristo en lugares
celestiales, que eres un ciudadano celestial, por lo tanto, tienes los recursos
y los privilegios que te otorga tu identidad en Cristo.
Quinto, requieres imaginar un plan de
acción que te llevará al logro del objetivo o a construir lo que esperas. Sentado
y pasivo, no lograrás nada. Sólo inspirado y movilizando toda tu energía en un
plan de acción lograrás mover la montaña, y crear lo que parecía imposible.
Sexto, gana aliados que contribuyan en la
construcción de ese sueño. Siempre tendrás personas negativas y fatalistas que
solo ven qué debes mejorar tu plan de trabajo o de acción. No dejes que te contagien.
Porque sino te detendrán, y sucederá que otros se burlaran de ti diciendo:
comenzó y no terminó. Utiliza sus criticas para perfeccionar tu proyecto, pero no dejes que controlen tu corazón.
Necesitas aliados que persuadas y
convenzas a construir contigo, a ir en la misma dirección. Ellos necesitan de
tu liderazgo. Un barco necesita un capitán, un timonel del proyecto. Toma
tiempo para orar y diseñar. Para saber qué hacer y cómo hacerlo. da dirección e instrucciones a tu equipo de trabajo.
Séptimo, encuentra financistas de tu sueño. Si Dios es contigo, quien contra ti. Necesitas personas que tengan la influencia para mover los recursos que necesitas para completar la obra. Pero nunca pongas la confianza en ellos, sino en el Señor Jesús. Porque Dios es tu proveedor y sustentador.
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